En la política hay dos tipos de corruptos: Los que se topan con la oportunidad y no saben negarse, y los que entran en un partido político con intención de hacer dinero fácil.
Diría yo que cualquiera sabe si podría o no ser de los segundos, pero en cuanto a los primeros... Nunca digas de este agua no beberé ni este cura no es mi padre
Me considero una persona honrada. Sin embargo, en la universidad disfruté de una beca de alumno colaborador en la que cobraba una cantidad pequeña por cumplir con unas obligaciones, no muy importantes.
El hecho es que tanto yo como todos mis compañeros nos las ingeniábamos para cumplir a medias sin que se notara demasiado, pero por supuesto seguíamos cobrando la beca en su totalidad.
Visto desde la distancia y la madurez, reconozco que fui un pequeño corrupto, a bajo nivel, sólo al nivel que podía alcanzar. Pero, ¿y si hubiera podido llegar más lejos? Quiero pensar que no lo hubiera hecho; pero, nunca digas de este agua no beberé...
No podemos esperar que las personas sean honradas. La única solución para la corrupción es inhabilitar para participar en cualquier contrato público a toda empresa o persona que haya conocido y ocultado, o participado en un caso de malversación.
Así las aves de rapiña no encontrarían interés en entrar en política, y los que se creen honrados no se tropezarían con la oportunidad.