Hombre. Tras plantar cara, sancionar, congelar fondos, y armar a Ucrania, parece razonable no quedarse en pelotas frente a Putin.
Lo que no cabe y exijo cabezas, es la neutralidad ante Netanyahu, ni la opción de legalizar partidos fascistas, o democratacristianos, como demócratas.
Esas reglas del juego contravienen el artículo 30 de la declaración universal de los derechos humanos y son, por tanto, inmorales e ilegítimas.