Las maravillas del sueño americano, incluida la libertad para doblar turnos a jornada completa y no contar con vacaciones pagadas (ni bajas de maternidad, paternidad, o historias comonistas de esas).
Y todo ello mientras vives al filo de la bancarrota como tengas una enfermedad o accidente y no te cubra el seguro. De tenerlo.